Diciembre. Domina el frío.
Pero ante Ti pareciera
que el invierno es primavera
y el relente su rocío.
La Resolana es un río
que desemboca en tu mano.
Y afluente el sevillano
que espera solo el momento
en que estalle el sentimiento
de tener tu amor cercano.
Nada mejor que la espera
-y qué mejor medicina-
de ver tu Cara divina,
vergel de la primavera.
Los nervios se quedan fuera
y dentro la fe rebosa.
Los suspiros se desglosan
en clamores silenciosos
cuando Tus ojos dichosos
ante Sevilla se posan.
Y al mirarTe con fervor
si tuviera alguna duda
tu semblante siempre ayuda
a disipar su temor.
Tan sincero es este amor
y tan firme su alianza
que cuando en gozo se lanza
para besarte la mano
la fe del sevillano
se funde con tu Esperanza.