¿Qué tiene tu mirada penetrante,
qué gesto tan doliente de hermosura
es imán que a mis ojos con ternura
atrapan cuando miro tu semblante?
¿Y tus labios de pena tan constante,
qué susurros de amor y de ventura
me dicen para ver que en la amargura
es mi palabra de fe y mi calmante?
Una gracia sublime a ti debida,
esencias de misterio se desprenden
y envuelven cada palmo de mi vida.
¡Y aunque sea un enigma el sortilegio
mis ojos y mis labios ya comprenden
que es todo lo que das un privilegio!