Como espejo, en tu cara se refleja
la pena convertida en frágil rosa
que a un tiempo, sosegada y primorosa
suspiro tras suspiro un llanto deja.
El gozo del dolor así se aleja
y sucumbe al fin cuando se posa
en tu flor de mejilla temblorosa
ese cauce que emana de tu queja.
Y al mostrarse ese gesto en cada calle
con vergeles y flores de tu Valle
florece el ramo que el pueblo te ofrece.
Siendo tanta de tu dolor la hondura
al sentirte, transida de amargura,
hasta la misma pena se estremece.
la pena convertida en frágil rosa
que a un tiempo, sosegada y primorosa
suspiro tras suspiro un llanto deja.
El gozo del dolor así se aleja
y sucumbe al fin cuando se posa
en tu flor de mejilla temblorosa
ese cauce que emana de tu queja.
Y al mostrarse ese gesto en cada calle
con vergeles y flores de tu Valle
florece el ramo que el pueblo te ofrece.
Siendo tanta de tu dolor la hondura
al sentirte, transida de amargura,
hasta la misma pena se estremece.
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