Que no digan, por favor,
tu nombre, que no hace falta.
Que al verte a la vista salta
por qué te invade el dolor.
Que no lo digan, mejor,
que aunque tu pena cesara
al mirarte ya se aclara
esa bella conjetura,
porque tu nombre, Amargura,
puedo leerlo en tu cara.
Nada importa esa tristeza
que de llanto te acapara.
Lo que importa es esa cara
que a todo el pueblo embelesa.
No importa si el dolor pesa
o de tu pena la hondura.
Tú nos das tanta dulzura
en el Domingo de Ramos
que siempre que te miramos
sabe a gloria tu Amargura.
1 comentario:
Soñando ya con el mes de Noviembre
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