La gloria los labios besa
y sale un suspiro suave.
Toda la belleza cabe
y hasta el esfuerzo no pesa.
El aire así se embelesa
y un silencio atronador
que se mueve alrededor
de las voces expectantes
rompe nervios incesantes
al sonar el llamador.
Envuelve luz primeriza
esa gracia de tu cara
que igual que tu nombre ampara
el quebranto minimiza.
Ese brillo se desliza
por esa fiel concurrencia
que alaba con insistencia
la obra de ángeles humanos
que tienen siempre en sus manos
el consuelo a tu dolencia.
el quebranto minimiza.
Ese brillo se desliza
por esa fiel concurrencia
que alaba con insistencia
la obra de ángeles humanos
que tienen siempre en sus manos
el consuelo a tu dolencia.
A ti acude la adversidad
del que abrigo necesita;
de aquella fe que concita
esperanza y caridad.
Tu rostro es todo bondad
que hace olvidar el enfado.
Y con tu nombre inspirado
a Sevilla siempre indica
que es -y así es como se explica-
techo del desamparado.
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