
De ropajes tan solo despojado
mas nunca de paciencia o de templanza.
Permanece el amor en tu semblanza
y queda en tu mirada entrelazado.
Emociona tu gesto apaciguado
y a pesar de la ofensa y de la chanza
conviertes el rencor en esperanza
y en infinita sonrisa el enfado.
Todo ardor, todo mal, toda condena
que castiga a vagar por el lamento
y al alma atemoriza y envenena...
Contigo entre dulzura y sufrimiento
olvidas tu dolor por un momento
y al hombre le despojas de esa pena.
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