el Gran Poder caminante
cuando la fe suplicante
del corazón sevillano
se refleja en su semblante.
Aunque tiembla tu rodilla
y la carga ya te ceda,
desde la calle Castilla
las fuerzas que aun te quedan
las repartes por Sevilla.
Cuando mi alma repara
en tu largo sufrimiento,
mi garganta se prepara
para orar con sentimiento
y que te cambie la cara.
Es tu cruz un relicario
y tu cuerpo joya inherte
que mi corazón a diario
custodia cual caja fuerte,
Santo Cristo del Calvario.
Va tu dulzura dormida
clavado en la cruz, inherte,
mientras a mi alma perdida
viendo tu Buena Muerte
la devuelves a la vida.
Si fallé en algún momento,
si en un instante mis labios
hizo ofensa a tu tormento
¡Señor, quiero en desagravio
cantarte con sentimiento!
No es destello ni es centella,
ni resplandores a mantas,
veo en Ti que dejas huella
pues tus Penas no son tantas
ni resplandores a mantas,
veo en Ti que dejas huella
pues tus Penas no son tantas
cuando te alumbra tu Estrella.
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