A suave melodía,
primor, cadencia,
su presencia divina
siempre nos suena.
En Ella se aglutina
cada plegaria
y lo condensa solo
una palabra
que resumen los rezos,
las oraciones
de un pueblo ensimismado
con ese nombre,
con esa cara hermosa,
sublime y bella,
que es la perfecta oración
de calle Feria.
Y ya entero sumido
a tanto encanto
deja su nombre escrito
entre sus labios
para poder decirlo
en cada rezo
pues vale por mil veces
todos los versos;
que cada letanía
no sirve de nada
sin el bello Rosario
de su Alta Cara.
Todo un piropo de amor,
de relicario,
cuyo compás de gozo
marca su palio
con el suave tintineo
que se desprende
de argénteas caricias
cuando la sienten.
Por eso todos rezan
al mismo tiempo
solo al decir su nombre
y a Ella viendo
Y de forma amorosa
-filial cariño-
agasaja a su Madre
en flor con mimos.
mientras le pide cuentas
a su Rosario
para aliviar sus penas
y sus quebrantos.
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