La Estrella siendo Ella sale en la tarde,
diáfana, brillante a su manera.
Luciendo cual ninguna es la primera,
que en llanto y en gracia deslumbra y arde.
Se luce en su belleza sin alarde,
en la esencia que llaman trianera.
Con Ella ya un lucero no es quimera,
-por eso que en su luz el pueblo aguarde-
¿Cuántas luces relucen allá arriba?
Las mismas que gracias en la dulzura,
como tantas pasiones en un verso.
Pero solo una aquí pasó la criba,
pues ni el quebranto mengua su hermosura,
ni eclipsa a esta Estrella un universo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario