
Me conmueve, Señor, tu mansedumbre
tu humildad, tu silencio y tu paciencia...
Conmueve que con tu sola presencia
sobre lo agrio la dulzura se encumbre.
Me emociona que el camino se me alumbre
y guíes mi destino y mi conciencia
curando de mi alma la dolencia
y en mi cuerpo la tensa pesadumbre...
Y noto a través de tu leve guiño
la razón de mi pena transformada
en cálida confortación de niño...
Y digo entre mi voz y tu mirada
que si a tono con tu Imagen me tiño
me pongo en la Macarena morada
1 comentario:
Precioso, precioso.¡¡Ay mi Señor de la Sentencia!!
Enhorabuena de nuevo.
Saludos sentencioso desde Feria.
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