Saetas marianas (I)

Madre mía, más no llores
que todo el pueblo en concordia
te consuela los dolores
y pide misericordia
para tus penas mayores
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Solo tu nombre es capaz
de expresar tanta hermosura
que se expande de tu faz
y únicamente la Paz
irradia de tu blancura.
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Tu dulce cara percibe
lo que tu nombre expresa
pues cuando el pueblo te reza
en tu semblante se escribe
ese nombre de Tristezas
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Alzas la vista al cielo
para aliviar tus temores
y abajo, en el mismo suelo
busca el pueblo tu consuelo
a los pies de tus Dolores
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Aunque la angustia te pesa
no hay pena dolorosa
ni un dolor, ni una tristeza
que pueda con la belleza
que en tu semblante reposa
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Moreno y bello clavel
floreció de una semilla
y dice su pueblo fiel
que bajo palio o sin él
es la Gracia de Sevilla
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Cuando por Sevilla va
con esa Gracia bendita
la proclaman, ahí es ná.
de Triana Palomita
y Reina de la Calzá
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No hay dolor desconsolado
ni la rosa se marchita
que si estás a nuestro lado
con tu dulzura infinita
nadie está desamparado
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Aunque te llamen Dolores
y sea amarga tu pena
siendo tantos tus primores
a tus pies, hasta las flores,
de más gracia se llenan
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Porque Tú todo lo puedes
en cada Lunes Santo
con dulzura me concedes
al contemplar tanto encanto
tus primorosas Mercedes.
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Virgen de Consolación
que eres amparo y consuelo
con tu celeste visión
tiene el barrio de Nervión
un pedacito de cielo
---Florecen en tu figura
por tu pureza azucenas,
azahar por tu blancura
y por tu gran hermosura
la Concepción de la pena.
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La luz que del cielo brilla
quiso quedarse en tu cara
y esa cara en cada orilla
es Patrocinio que ampara
a Triana y a Sevilla.
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De tu rostro dolorido
parte a la calle Santiago
un cristalino río
formando además un lago
tus lágrimas de Rocío.
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Todo el pueblo sevillano
Señora de la Amargura
ve en tu rostro soberano
como dolor y hermosura
pueden ir de la mano.
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Al llegar el Lunes Santo
toma el cielo buena nota
del tono azul de tu manto
y la primavera brota
con las Aguas de tu llanto.
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Aunque estés de dolor llena
y con rostro de dolor
eres Tú tan dulce y buena
que al mirarte con fervor
me sabe a gloria tu pena.